Campos de viñedos arropados por las aguas del Miño. La comarca esta regada por tres ríos y esta volcada desde hace siglos en la elaboración del vino. El Miño y sus afluentes, el Avia y el Arnoia, labran una sucesión de valles, forman recodos sinuosos cubiertos de vegetación y pozas donde se remansan las aguas. Y luego superficies extensas que son patrimonio del bosque y de las viñas. Pueblos y aldeas poco habitadas, monasterio y balnearios al Suroeste de Orense.
Es un territorio protegido por los vientos del Atlántico por la Sierra de Laboreiro, lo que le proporciona un ambiente suave y húmedo para que las viñas reciban su dosis de agua y caliente y soleado en verano para que alcancen su correcta proporción de azúcares. Estamos hablando de los caldos de Ribeiro. Uhm, que ricos para tapear.
Dos carreteras, una en cada orilla, bordean los márgenes del Río Miño y permiten recorrer toda la comarca saboreando sus peculiaridades. Parece que los Romanos ya cultivaban las viñas y que los Monjes Cluniacenses intensificaron la producción al calor del Camino de Santiago.
Un vino con historia, el final de la Edad Media fue la época gloriosa del Ribeiro. Algunos historiadores con los que he podido conversar, apuntan que, hubo una prohibición por parte de Felipe II de comerciar con los países protestantes y abrió los mercados al Oporto portugués y fue el inicio de la decadencia del Ribeiro, las plagas de oidium y la filoxera, en el Siglo XIX, hicieron el resto, el Ribeiro bajo de calidad y quedo circunscrito a un vino consumido en el entorno en el que se producía. A mediados del Siglo XX, se recuperaron las variedades de uva autóctona, que habían sido sustituidas tras la filoxera por variedades foráneas, se modernizo la tecnología de las bodegas y el vino recuperó calidad y prestigio. Que esto nos sirva de algo en los años y la crisis que corre para luchar y modernizarte por lo que es nuestro.
Ribadavia, la bonita capital de la comarca, tuvo también su época de esplendor en la Edad Media, hasta el punto que llego a ser capital de Galicia entre 1065 y 1071. Declarada Conjunto Histórico-Artístico, esta ligada al linaje de los Sarmiento, quienes construyeron en el Siglo XV, en una zona elevada de la población, el castillo que deja ver parte de la muralla que rodeaba la villa. Edificios medievales, plazas con soportales, palacios con escudos heráldicos y callejas que formaron el núcleo de una pequeña judería.
La histórica y monumental Ribadavia, cuenta con varios templos y edificios del medievo perfectamente conservados. Merece la pena visitarla, y mucho.
También visitaremos Francelos, famosa por sus anguilas y por la Iglesia de San Xés de Francelos, una pequeña joya prerrománica, y el Monasterio de Santa María de Melón. Entre prados y bosques, las Iglesias de San Salvador de Arnoia y San Miguel de Valongo lucen sus espadañas de piedra y sus torres barrocas.
Conocer a fondo el mundo del vino o tomar baños termales son algunas de las propuestas.
VISITAS IMPRESCINDIBLES
LEIRO: situado en el corazón de la comarca, destacan su playa fluvial, el Monasterio de San Clodio y el puente medieval.
RIBADAVIA: Es la capital de la comarca, preciso visitar el barrio judío, las casas blasonadas, el castillo y sus iglesias.
ORENSE: La proximidad de la capital gallega hace aconsejable una visita a su atractivo conjunto histórico, a la Catedral y a la Plaza Mayor. También visitar las Fuentes Termales de las Burgas.
RIBADAVIA: LATITUD: N42º17.160' / LONGITUD: W008º08.331'
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